Las indebidamente llamadas energías verdes: parte I Energía Eólica

La energía eólica es una fuerte propuesta para desplazar a las energías fósiles (petróleo, gas y carbón).

En este momento, en casi todos los planetas del mundo se están construyendo parques eólicos, sin darse cuenta de que hay enormes riesgos implícitos en esta forma de energía.

La energía eólica se viene empleando desde hace milenos, sobre todo en navegación, movimiento de molinos y extracción de agua.

Sus ventajas parecen obvias:

· Es inagotable

· No genera dióxido de carbono de manera directa, pero sí lo hace -y en grandes cantidades- durante la fabricación de las torres eólicas

· Su costo es muy bajo (en principio)

Sus desventajas son muchas:

· No existe forma de acumular esta energía, por lo que tiene que ser consumida inmediatamente o conectarla a una línea eléctrica general

· Cuando no hay viento, o éste es variable, su producción es nula o intermitente, aumentando mucho su costo aparentemente bajo

· Construir un parque eólico se lleva mucho terreno, implica destrucción del hábitat y lleva enorme inversión

· Los paisajistas se quejan de que las torres arruinan el panorama

· Matan aves y murciélagos en grandes cantidades

· Los ciclones y tormentas de cierta magnitud destruyen las torres y las aspas

· Implican mucho mantenimiento

· La vibraciones de sus motores afectan la salud de la población. Ya se han ganado demandas al respecto en varios países.

· Las vibraciones afectan a las especies marinas en los parques eólicos sobre el agua

· Las aspas están hechas de plásticos no reciclables, lo que implica que en 25 años tendremos 425 mil toneladas de ellas en el planeta, una cantidad considerable hablando de ecología

· Finalmente, las torres eólicas pesan entre 250 y 300 toneladas. Para producir ese acero, cada torre genera durante su fundición nada menos que 150 toneladas de dióxido de carbón por torre. De esta manera, una torre eólica tarda 18 años en ser ecológicamente amortizable, siendo que su vida útil promedio es de 20 años.

Los fabricantes y promotores de este tipo de energía saben de sobra lo anterior, pero lo ocultan o lo niegan para proteger sus intereses económicos. Sin embargo, poco a poco, se está generando conciencia de todas sus graves implicaciones.

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