La gran mentira sobre el deshielo en el Ártico y Groenlandia

Recientemente (junio 2019) se publicó una foto en la que varios perros tiraban de un trineo con la mitad de sus patas en el agua, en Groenlandia.

Las trompetas apocalípticas alarmistas sonaron fuerte una vez más.

Pocos días después, los científicos del Instituto Meteorológico de Dinamarca, quienes tomaron esa foto, se disculparon públicamente por la mala interpretación que se hizo de ella por parte de la prensa alarmista, pero esta aclaración ya no salió a la luz pública.

Estos científicos incluso señalaron que el casquete de hielo es más grueso que en años anteriores, y que las temperaturas realmente han descendido en Groenlandia.

Groenlandia está sujeta a tres efectos que la deshielan, dos de los cuales también afectan al Ártico.

Estos son:

· El verano, con su punto más fuerte a fines de septiembre

· La oscilación térmica oceánica conocida con Oscilación Multidecadal del Atlántico Norte, conocida como AMO por sus siglas en inglés.

· Una intensa actividad volcánica, mayormente bajo la capa de hielo.

Veamos primero la AMO.

Esta oscilación se presenta de manera cíclica en el Atlántico Norte, con subidas y bajadas de la temperatura del océano. Se le denomina ‘multidecadal’ porque su ciclo se da en el orden de décadas.

La siguiente es su gráfica térmica de temperatura en relación al paso de los años:

Podemos ver que está en su fase caliente (roja o positiva) desde 1997, lo que se ha reflejado en los deshielos ocurridos en los últimos 22 años.

La siguiente es la fotografía térmica satelital en este momento:

Se sabe que está relacionada con variaciones en la actividad ciclónica del Atlántico, en patrones de lluvia (inundaciones y sequías) y en cambios en la población de peces, afectando América del Norte y Europa, además de Groenlandia.

A veces su influencia llega hasta los Alpes, y puede tener mucho que ver con el crecimiento y retraimiento de los glaciares.

Su influencia también puede sentirse en el noreste de Brasil e incluso en la costa oriental de África del Norte.

Después está la actividad volcánica en Groenlandia, como podemos ver en las siguientes imágenes. Se trata de decenas de volcanes activos, la mayoría bajo el casquete de hielo:

De las afectaciones del verano no hay mucho que decir. Obviamente son ciclos que llegan al mínimo de espesor del casquete de hielo en el mes de septiembre, como se ve en esta gráfica del mes de junio del año 2018.

En ella se puede observar la referencia de la media de los años 1981-2010 (línea delgada azul).

La línea gruesa roja corresponde al ciclo de 2018, ligeramente bajo, pero dentro de los parámetros estadísticos estimados (sombreados en azul). Esto es normal, considerando que la mayor parte de la media de 1981-2010 se dio con una AMO en fase fría:

Veamos cómo se ha comportado la temperatura de Groenlandia desde 1850 hasta la fecha:

Desde 1870, la temperatura no ha variado mayormente, excepto por la influencia de la Oscilación Multidecadal del Atlántico Norte.

En este punto vale la pena recordar que el profeta apocalítico Al Gore anunció que en el verano de 2014 ya no existirían los casquetes de hielo del Ártico y de Groenlandia.

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